Si bien
tiene algo de cierto el famoso dicho “el dinero no compra la felicidad”, un
estudio reciente realizado en la Universidad de Colonia (Alemania) demuestra
que aquellos que cuentan con mayores recursos económicos, presentan mejor
estado de ánimo así como también mayor cantidad de relaciones interpersonales,
lo que impacta tanto en su bienestar físico como emocional. que quienes
disfrutan de una acaudalada cuenta corriente tienen mejor estado de ánimo.
La investigación
hizo foco en la correlación existente entre dinero y contacto social, arrojando
como resultado que a mayor porcentaje de
ingresos, menor es la sensación de sentirse solo. Según el estudio
mencionado, esta correlación se da más frecuentemente entre adultos de mediana
edad: “El dinero es más importante
en esta fase que en personas más jóvenes o mayores, al igual que el status
profesional”, indica uno de los investigadores.
“Disponer de seguridad económica nos
facilita hacer otras cosas que nos resultan más gratificantes y, por lo
tanto, lograr mayores niveles de bienestar emocional, un requisito
imprescindible para ser feliz.
En esta
sociedad de corte capitalista, si bien intervienen factores educacionales y de
crianza, el dinero es un factor esencial para mantener un buen nivel de vida y
poder satisfacer las necesidades básicas, y ahora se suma también el hecho que
ayuda al bienestar emocional y produce grandes sensaciones de placer..
“Cuando una persona es capaz de incrementar
las sensaciones placenteras ante pequeños acontecimientos, facilitamos la
percepción del bienestar y contribuimos a mejorar la felicidad. Es lo que se ha
dado en llamar Optimismo Inteligente”, concluye otro de los investigadores.
Sin
embargo, no es necesario vivir con la esperanza de ganarnos la lotería para
poder ser felices. La felicidad se puede trabajar con herramientas que no
necesariamente implican el manejo de grandes sumas de dinero. Es importante también,
darle importancia a los más pequeños placeres de la vida para alcanzar la
plenitud.
