Es cierto
que produce cierta sensación de placer, pero al mismo tiempo incrementa el
derrame del lubricante natural que protege el cartílago de las articulaciones,
zona en la que se ubica la cápsula articular, la cual protege la articulación a
través del líquido sinovial.
Esta
sustancia permite el correcto movimiento de la articulación evitando el
desgaste de los huesos y que los mismos se rocen entre sí.
Al sonarse los dedos, lo que se produce a
largo plazo es que los huesos van quedando separados y paulatinamente se genera
un desgaste articular que puede tener consecuencias graves: deterioro del cartílago,
artritis y demás lesiones en los tejidos.
Muchos afirman que esta práctica ayuda en la reducción
del estrés y la tensión, por lo que les resulta muy difícil dejar de hacerlo.
Para evitarlo, te proponemos que en primer lugar tomes consciencia de tu
habito. Luego puedes mantener tus manos ocupadas haciendo otra actividad, como
por ejemplo girar un lápiz entre los dedos, hacer rodas una moneda entre los
nudillos o apretar una pelota pequeña. No solo te ayudará a evitar sonarte los dedos,
sino que también son actividades que ayudan a la coordinación y la concentración.
También
puedes dedicarte a dibujar, pintar, escribir.
Si el
problema que subyace es el estrés y las preocupaciones, te recomendamos que busques técnicas
de relajación y al mismo tiempo que evites exponerte a situaciones que lo
ocasionan.
En
conclusión, aunque los resultados de las investigaciones científicas arrojen
resultados contradictorios respecto a los efectos negativos de este hábito, lo
ideal es tratar de evitarlo con el fin de reducir al mínimo los posibles
riesgos.
